sábado, 18 de febrero de 2012

Manifiesto de Carmelo




Ciudad de Carmelo, República Oriental del Uruguay, 12 de febrero de 2012


En la ciudad de Carmelo, ciudad fundada un 12 de febrero de 1816 por don José Gervasio Artigas, uruguayos y argentinos venimos a manifestar el reconocimiento a su figura sudamericana y a su ideario. 

José Gervasio Artigas, considerado históricamente el padre de la Orientalidad, hizo un extraordinario e inigualable aporte al proceso de la ruptura colonial “con España y todo poder extranjero”, como declaró el Congreso de Oriente el 29 de junio de 1815. Fue uno de los primeros en propender a la independencia y a la organización política federal de estas tierras, como pocos lo hicieron entonces. 

El pensamiento de Artigas, nacido de las propias entrañas de la realidad que lo circundaba, lejos estaba de ser tributario de eruditos cuerpos de ideas universales, fue antagónico a cualquier monarquía o ideología ajena. En él todo es propio, rica construcción fáctica, hija de esa única verdad que es la realidad. Sin embargo –o seguramente por eso- los gobernantes del puerto de Buenos Aires, que se habían apropiado del término civilización, calificaban a Artigas como un caudillo bárbaro, sanguinario y malvado. 

Artigas fue un lector actualizado y de avanzada para aquellas épocas: un sabio de las praderas. Y su afirmación personal por la libertad de conciencia y sus mensajes e instrucciones, aun ahora harían estallar adhesiones profundas en nuestro pueblo. Artigas fue un criollo que supo ser reconocido como uno más entre guaraníes y charrúas. Así como disfrutó la compañía del gauchipoeta Ansina, tuvo un ahijado y lugarteniente en la lucha y la acción política en las Misiones Orientales y en Corrientes: Andresito Guaycurari Artigas, cuya reivindicación continúa siendo una deuda rioplatense.

Artigas también fue un guerrero excepcional, que no desarrolló nunca una lucha sin tener sentido y pertenencia a una estrategia típica de las guerras de liberación nacional y social. Provocó gestas inolvidables como la Redota -el éxodo del Pueblo Oriental - al Ayuí, en las vecindades de Concordia, en Entre Ríos- y también desafíos civilizatorios, como la fundación de Carmelo, una ciudad-puerto en el nacimiento del Río de la Plata, que hoy rememoramos.

Su ideario político, económico y social resulta en muchos aspectos un llamado a la reflexión de los pueblos de América del Sur, empeñados hoy en reafirmar sus valores. Porque, en esencia, Artigas peleó por un mundo mejor, y sus actos, a casi doscientos años de su gobierno desde Purificación, nos encienden la memoria de un hombre íntegro, de una orilla y de la otra, de fronteras cambiantes, con o sin leyes… pero sin claudicaciones ni vender “el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad.”

Su figura trasciende al Uruguay, dado que sus principios y sus acciones lo ubican como un precursor de la Patria Grande Suramericana junto a José de San Martín y Simón Bolívar. Y, como ellos, está presente en los procesos de integración económica y política en América del Sur, cuyos gobiernos cada día se parecen más a sus pueblos.

Hoy recordamos a un Artigas de carne y hueso, y evocamos la  vigencia de su obra y su ideario, en ambas orillas del Plata. La bandera que creó Artigas y que hoy enarbolamos, fue la de la Liga de los Pueblos Libres. Artigas la llamó: la bandera de la libertad. 

Deseamos que esa bandera que hoy honramos, y que honrarán futuras generaciones, sea un símbolo y el testimonio de la memoria del ideario que nos asistirá en esta hora propicia para consolidar un proyecto confederal inclusivo, igualitario y con vocación de servir, construir y consolidar la Patria Grande Suramericana.

No hay comentarios: